3 tips para generar menos residuos orgánicos en la cocina
El proceso de los alimentos en la cocina es el principal punto de origen de la mayoría de nuestros residuos orgánicos. Desde la preparación hasta el consumo, generamos restos como peladuras, huesos, cáscaras y excedentes no consumidos. Adicionalmente, los alimentos en mal estado o caducados también contribuyen significativamente a esta categoría de desechos.
Es prácticamente imposible cocinar sin generar ningún residuo orgánico, ya que muchos alimentos tienen partes no comestibles por naturaleza como las cáscaras de los huevos o los huesos, por ejemplo. Sin embargo, en este artículo, os queremos una serie de consejos prácticos para minimizar la cantidad de residuos orgánicos que podemos producir en la cocina.
- Planifica adecuadamente la lista de la compra
Para minimizar la generación de residuos es sumamente importante planificar adecuadamente la lista de la compra haciéndose una lista en la que recojamos las necesidades básicas para las comidas que haremos durante la semana. De esta manera contribuiremos a una menor generación de residuos orgánicos, a lo que podemos sumar un menor uso de envases eligiendo productos a granel y una considerable reducción de la huella de carbono eligiendo productos de temporada y locales.
- Aprovecha al máximo los alimentos
- Cocina de «nariz a cola» (o «raíz a hoja»): Muchas partes de los vegetales que solemos desechar son comestibles y nutritivas.
o Tallos y hojas: Los tallos del brócoli, las hojas de la zanahoria o la remolacha, e incluso la parte verde de los puerros, se pueden picar y añadir a caldos, salteados, tortillas o pestos.
o Cáscaras de frutas y verduras: Las cáscaras de manzana, pera o patata bien lavadas pueden usarse para hacer chips crujientes en el horno, añadir a batidos o infusiones. Las de cítricos son excelentes para rallar y aromatizar postres o bebidas.
- Caldo casero: Guarda los recortes de verduras (extremos de cebollas, pieles de zanahoria, tallos de perejil) y huesos de carne o espinas de pescado en una bolsa en el congelador. Cuando tengas suficiente, úsalos para hacer un delicioso caldo casero.
- Reutiliza las sobras: Transforma las sobras en nuevas comidas. Un pollo asado puede convertirse en croquetas o un sándwich al día siguiente. Las verduras cocidas pueden integrarse en una tortilla o un puré.
- Fermentación y encurtidos: Si tienes un excedente de alguna verdura, considera fermentarla o encurtirla. Es una excelente forma de prolongar su vida útil y añadir nuevos sabores a tus platos.
- Congela inteligentemente: Si sabes que no vas a usar un alimento antes de que se estropee, congélalo. Esto aplica a frutas maduras (para batidos), hierbas aromáticas (picadas y en cubiteras con aceite), o incluso porciones de comidas ya preparadas.
- Lectura recomendada
Si te has propuesto el reto de «cocinar cero residuos», la obra así titulada de Giovanna Torrico y Amelia Wasiliev es una herramienta indispensable. En su libro, publicado por RBA Libros, estas dos autoras, con una profunda pasión por la cocina y una marcada conciencia medioambiental, ofrecen un recetario diseñado para maximizar tu eficiencia en la cocina, elevar la calidad de tus platos y, lo más importante, ayudarte a reducir de forma significativa el desperdicio de alimentos. Es la guía perfecta para transformar tus hábitos culinarios y contribuir a un hogar más sostenible.